Después que el gobierno incumplió los acuerdos de San Andrés, los zapatistas debieron replantear su esquema táctico y formularon una propuesta de trabajo que fortaleciera sus estructuras organizativas, permitiera procesar las naturales diferencias, pero sobre todo que pudiera responder a las necesidades de las bases sociales que componen el zapatismo. De esta manera, hace seis años, decidieron conformar las juntas de buen gobierno (JBG), único sitio del territorio mexicano exento de narcos.
El gobierno federal acusó a los zapatistas de pretender fragmentar o "balcanizar" el país y fortaleció el cuerpo militar de elite llamado Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafes) para combatir al EZLN. Ahora muchos de esos elementos se han unido a bandas criminales o creado las propias, controlando franjas de territorio mexicano mediante la extorsión, el secuestro y el tráfico de estupefacientes. Paradojas de la vida: el gobierno federal combatió la balcanización, fortaleciendo a los balcanizadores.
Mientras el Estado mexicano se militarizaba, y con sus políticas erráticas y la complicidad de mandos superiores del gobierno se fortalecía el crimen organizado, el EZLN se echó a cuestas la consolidación de formas y procedimientos de carácter político, contexto en el cual nacen las JBG.
La tarea para el EZLN no ha sido fácil ni sencilla: ha tenido que remar a contracorriente, enfrentando políticas de contrainsurgencia, descalificaciones gubernamentales, pero también el olvido y la incomprensión. Los señalamientos que hizo el EZLN a algunos personajes de la izquierda nacional no son casuales, tienen una historia, pero, como dice El Púas Olivares, esa es otra historia.
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