HERMANN BELLINGHAUSEN , ELIO HENRIQUEZ ENVIADO , CORRESPONSAL
Poco antes de terminar su descenso al Valle de México, la Comisión Sexta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue recibida por una espectacular nevada que empezó como fuerte precipitación de granizo pero en pocos minutos se convirtió en una verdadera tormenta de nieve. Más que llegar al Distrito Federal parecían estar llegando a Dakota del Norte.
Para las comandantas y comandantes, indígenas y campesinos del trópico, este hecho climático debio resultar doblemente sorpresivo. En su experiencia, el tiempo de Cuaresma es el más seco y caluroso del año. Ya en el descenso desde Puebla, el crepúsculo de un día que había sido de mucho sol en media República Mexicana, se vistió de nubes. Una fulgurante danza de rayos y relámpagos rasgaba el horizonte, o bien lo iluminaba como fuegos de artificio. Poco después se dejó venir la nieve. Los vehículos avanzaban por la autopista a menos de 10 kilómetros por hora y patinando sobre una alfombra blanca.