quinta-feira, 26 de fevereiro de 2009

Avanza el zapatismo en el frente de la salud


Una promotora de salud del EZLN, frente al mural de la clínica de Esperanza de los Pobres, que atiende a la población zapatista y no zapatista. Foto Moysés Zúñiga Santiago.

Ejido Morelia, Chis., 25 de febrero. El sustrato básico de la salud pública, al menos en la teoría y los discursos, es la prevención. El sistema de salud autónoma zapatista ha desarrollado desde hace más de una década una experiencia (mucho más que un experimento) que confirma ese principio básico. Los pueblos en resistencia lo hacen sin el "mal gobierno", y no pocas veces lo hacen mejor. Una medicina de los pobres no es necesariamente una medicina pobre.

"Ningún niño base de apoyo zapatista se queda sin vacunar", dice José, coordinador de salud del caracol de Morelia, con tal seguridad y tan tranquilo que se le pregunta si está seguro, si no se les escapa alguno. "Cada dos meses van brigadas a todos los municipios y regiones, y si un niño quedó sin vacunar porque tenía fiebre o no estaba esa vez, a la otra se le dan sus vacunas. Todos llevan cartilla para cubrir las etapas hasta los cuatro años".

Aclara que para lograr el esquema completo no solicita ningún material al gobierno, sino que lo reciben de médicos que los apoyan en las ciudades como Altamirano, Palenque o Comitán, y de la solidaridad internacional "que se ha organizado muy bien para eso". Esta prevención "sigue en la escuela y mantiene a los niños a salvo de tétanos y todo eso". También se dirige a madres y embarazadas.

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